Es la condición más hermosa,
y más profunda y oculta.
No es la corriente de los que quieran,
la de los secuestradores,
sino la de quienes entendamos
nuestra nación de hermanos.
Quienes entendamos a nuestros hijos descalzos,
nuestros manantiales que se vuelven selváticos,
nuestra pirámides y ciudades,
nuestro calendario avanzado
que marca el tiempo feliz que ha de venir.
Quienes entendamos nuestro sufrir
en busca del sonreír,
quien entienda nuestro amor
en busca de nosotros mismos.
Comprender que nuestras manos callosas son de colores,
que nuestra nación es un hecho de sabores,
que no somos lo que dicen los impostores.
Cuando estudiemos nuestra filosofía,
martiana, robinsoniana, bolivariana,
cuando bailemos nuestra cueca,
nuestro tango, nuestro joropo,
nuestra murga, nuestro son,
nuestra bossa, nuestra melodía india, árabe, negra.
Cuando veamos nuestra piel negra,
nuestros ojos blancos, nuestras almas indias,
cuando amemos nuestro corazón intenso,
cuando veamos nuestras venas abiertas,
cuando disfrutemos nuestra poesía.
Cuando no ataque a mi hermano originario
y cuando él no se defienda sin ataque alguno,
cuando Ameghino promueva al hombre desde la pampa.
Cuando eduquemos a nuestros hijos en igualdad,
solidaridad y afecto,
cuando sus héroes trasciendan de batman y ben diez
a Pancho Villa, Che Guevara,
O’Higgins, Artigas y Miranda.
Cuando disfrutemos con valor nuestra americanidad,
nuestros avances serán perdurables,
irreductibles y avasallantes hacia la libertad.
Engel Salazar Aguirre
18 de octubre de 2010.
viernes, 22 de octubre de 2010
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Es la emoción lo que me hace llorar por esa "Latinidad americana". Se puede haber dicho mejor? Imposible! Un poemazo. Un beso argentino y porteño con sabor a "Nuestramérica"
ResponderEliminarCallos de tierra
ResponderEliminarflores de callos
siembras de luces
en los pantanos
montes, sinsontes,
laderas, ríos,
pueblos unidos
en su destino
en sus colores
se dan las manos
gritando juntos,
somos hermanos
cero ataduras
de dictaduras
sonrisa, vida
baile de tiempos
y en la sandunga
del movimiento
libre la américa
de sus tormentos...
No sé ni lo que escribí, pero ahí va lo que sentí.
Increíbles tus letras.
Besos