domingo, 7 de diciembre de 2014
¿que Cuánto te quiero?
Las preguntas son sólo laberintos
y las respuestas,
paredes de parámetros...
Es como preguntar a la mañana
si necesita al Sol,
es la brisa tibia que requiere la tarde
para llegar,
es indagar
si la tarde
le agradece a la mañana su madurar
en el día de la vida...
Es preguntarle a mi madre
el tamaño de la montaña de su amor
que vino cuando me parió,
es a la encarnación de la vida
a la que preguntas
si quiere vivir.
Es cuestionar a quien me proteje
sobre su misión,
sin comprender
que cada respiro
lo debo a sus manos.
¿que Cuánto te quiero?
es como un misterio,
donde lo eterno se alegra
y en una sonrisa
vive un te quiero...
Engel Salazar Aguirre
1 de diciembre de 2014.
viernes, 29 de agosto de 2014
Altos del Golán.
¿Qué culpa tengo yo?
sí elevo el lomo dorado
no es para des asegurar
a los que están a mi lado,
sólo es que en el nombre de Dios
mis praderas han conquistado.
No soy el dragón épico
sobre el cual cabalga
el terror,
sólo soy el vientre secado,
el cariño desplazado
en la moderna Guerra Santa.
¿Que culpa tengo yo?
sí amo a Tirebíades
como se aman los des niveles
y las contradicciones,
aunque el calme la sed
de quien me secuestra.
No soy la explanada
de la ventaja militar
de los dueños,
sólo soy el refugio,
no el de las minas con hierros ex blindados,
el del pasto inmortalizado
en las antiguas escrituras santas
¿Qué culpa tengo yo?
sí estoy en una encrucijada
es porque el invento del hombre
entre fronteras y religiones
de intereses particulares,
me agobian las aldeas
y ponen en cuarentena.
No soy un territorio inerte
del cual hacen mella
las arenas invasoras,
sólo soy quien tiene la suerte
de ser un padre del Jordán,
soy además, una entrada directa
al mar de la Galilea ex santa,
soy capaz de revivir
y volver a volar
cuando alguien realmente
me escuche
y le pida a su Dios
que me devuelva mi libertad.
Engel Salazar Aguirre
29 de agosto de 2014.
miércoles, 27 de agosto de 2014
Decide tú,
Decide tú,
como en la Antipoesía
de mis surcos
y la antipatía
de mis insultos.
Del loco de vida corta,
tan corta y profunda
como un Somari de Pereira,
tan sagrada
y tan robusta
como la raíz de una Ceiba...
Decide tú,
la agonía de tu juventud
en los esfuerzos de la vigilia;
decide tú si el loco que criticas
será la guía de tu familia.
Engel Salazar Aguirre
26 de agosto de 2014.
sábado, 19 de julio de 2014
Lesión Ventrimodal.
Voy saliendo de la casa, pero al
parecer algo se me queda, algo olvido. Al momento me parece aburrido para
salir, pero debo hacerlo, a pesar de que estoy tomando en cuenta muchas
posibilidades. Una serie de contrariedades podría presentarse en el transcurso
de mi corto viaje: una riña callejera, un ultraje, estarían a la orden del día.
Un accidente de tránsito acabaría con mi recorrido, o pudiese hallarme perdido
sin rumbo por las avenidas. A lo mejor, la esquina es la guarida de unos
indeseables peligrosos, o algún hecho curioso pondrá en peligro mi iniciativa.
Sin contar en atentados terroristas o suicidas, se pueden dar lesiones físicas
cuando camine, o tal vez, una bala perdida termine con mi recorrido total. Las
incontables cosas que debo enumerar hacen que me surja la duda de transitar,
una duda pequeña, pero con el mismo principio de una duda cartesiana, como duda
cualquiera ante cualquier actividad humana. Humana como cualquier condición
hermana, suscitada por los siglos de evolución biológica que nos trae hasta
hoy. Hoy donde, así como ayer, me propongo entender el momento de salir del
marco de la puerta, que sigue abierta, mientras considero que debo llegar a una
solución para abandonar la casa. La casa, no el hogar, porque si no debería quedarme
en él. En el hogar uno se siente bien, hay comodidades que uno adecúa para
sentirse en confort y no debería salir de allí. Aunque, debo salir, por las
positivas razones que me mueven a pensar que se me ha olvidado algo en la casa,
y repito casa, para no decir hogar, que es otra cosa. La salida me está
pareciendo pesarosa, y sé que me esperan en el lugar que voy, para que lleve
algo que creo que voy a dejar. Parecería que pudiera argumentar, al llegar, que
tuve que dejar el pedido, debido, al olvido, o a los motivos que he pensado,
por los cuales no debo salir aún; aunque sé que, según, lo más probable es que
no me crean. Así que, mejor no voy, ya que no voy a arriesgarme a que llueva en
esta época del año, que parece improbable porque es verano, pero posible, a un
viaje de muchos riesgos, para llevar algo que no tengo y que no me van a creer
que dejé olvidado. Pero estoy tratando de resolver, aquí en el marco de la
puerta, parado…
Engel Salazar Aguirre
10 de julio de 2014.
viernes, 27 de junio de 2014
Kierkegaard
La angustia en la joroba
de La Soledad en la alcoba,
sobre la crisis del nacimiento,
la muerte y su desenvolvimiento,
bajo la mirada ortodoxa
del séquito.
Los divertidos paseos
en los trajes de tez sociable,
un escritor sin crédito
que en cien años
se volvería maestro.
Fuiste tú quien nos trajo al hombre real,
no el de estereotipos
ni el de la luna platónica,
ni el de los Montes Olímpicos
en caballos de laurel;
fuiste tú, aquel
quien no nos aproximó
a la filosofía,
sino quien la trajo
hasta nosotros.
Un padre en ti,
ha tenido el ser existencial,
pero no como el tuyo,
uno excepcional
de verdad,
de verdad,
bajo la base
de su propia escritura
y su propia religiosidad.
El ser estético,
el ético
y el religioso
lo viviste ante nosotros
para inaugurar el siglo veinte,
conociendo nuestros dolores,
nuestros placeres,
enseñándonos, maestro
a ser,
pero, sobre todo
a existir,
para poder
vivir…
Engel Salazar Aguirre
27 de junio de 2014.
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