Nunca caen solas,
las esquinas de los pétalos
luego de su función en la vida de la rosa.
Las cosas rotas
por la furia,
caen en la compañía
de la mala energía.
En la playa, las olas
en la arena,
los castillos abandonados por las sirenas,
nunca caen solas
con la noche a sus espaldas.
Nunca caen solas las esperanzas
que se sembraron en el colectivo,
cuando no existía nada efectivo.
Nunca caen las almohadas,
en los juegos amantes,
y nunca caen los recuerdos
del amor de antes.
Nunca caen solas las llamaradas,
con el odio de las miradas
que destrozan
los vidrios
en las bocas envenenadas.
Nunca cae un alma sin un padre,
ni una oportunidad
que abre
la entrada de un amanecer.
Nunca cae el embellecer
de tu sonrisa
en una edad sin camisa.
Nunca caen los hilitos del paño,
ni las largas del pasto,
ni las vidas de verdad
ni los miembros de la humanidad.
Nunca caen solas,
las horas,
en que acompañas tu existir
de los momentos felices
que dan vida a tu vivir.
Por más grietas que veas
en el techo de las olas,
las gotas de agua nunca caen solas.
Engel Salazar Aguirre
20 de abril de 2013.
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