Quiero el atolladero superado,
tu corazón a mi lado
aunque este lejos.
Quiero el camino de los camellos,
el agua de tu consuelo
aunque no pueda decir te quiero.
Quiero recuperar mi café contigo,
quiero tus palabras y mi destino
en esa taza
de sabor divino,
y esperanza en casa.
Quiero recorrer los caminos,
todo contigo
sin tu presencia
pero con tu abrigo.
Quiero saltar el mundo de mendigo,
con ruta y sin destino,
sin pensar en lo sagrado
de tu sonrisa de costado.
Quiero bailar contigo otra vez
el robo de lo prohibido,
quiero soñar que estoy dormido
y que tu arrullo me despierta
a la primavera de mi ocaso,
dejando abierta la puerta
y dejando marcas al paso,
donde caí en cuenta de mis errores
y abracé tu imagen para siempre.
Quiero un querer consciente
de que no puedo quererte,
un amor constante
que no quiera amarrarte.
Quisiera dedicar mi vida,
a que vivas la tuya,
tus días y tus casos.
Quiero el alma de tu abrazo
hasta el día de mi salida
aprendiendo que vivo y muero
pretendiendo tus labios,
aunque no pueda decir que te quiero.
Engel Salazar Aguirre
2 de agosto de 2012.