viernes, 5 de agosto de 2011

El esplendor de mi maestro.

Yo estaba corriendo
como siempre,
muriendo instantáneamente
por mi culpa.

Solo,
esclavo de mis pensamientos,
de mis argumentos,
de la sociedad de aciertos,
falsos.

Hasta que vi el esplendor de mi maestro.
Sabía que sufrió mucho en otras vidas,
pero hoy era libre.
Daba alegría,
sabiduría,
frescura, valentía,
oxígeno, armonía.

Raíces profundas en la tierra,
amando su ser,
su individuo
y su labor.

Le pedí a su Dios algún día ser como él,
ver el amanecer
con la frente en alto,
tener las tardes
contigo en mi regazo,
seguir funcionando,
a pesar de los ataques de los hombres.

Me saludó y miró al cielo,
llenando de oxígeno la vida que le debo,
llenando mis pies de su corriente,
la de la Tierra,
veo a mi maestro:
El Árbol del frente.



Engel Salazar Aguirre
05 de agosto de 2011.

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