Acuérdate del champú infantil de muñequitos
sobre los crespos de espuma
en el piso del baño, la laguna.
Acuérdate del cartón de la casita
donde el café de las visitas
era el agua del grifo
y en el mueble, la perrita.
Acuérdate de los nombres de los amiguitos
en el plástico de la piñata
para recoger, los recuerditos.
Acuérdate del horizonte de la casa
donde escondías la corbata
y el paquete, de galletas.
Acuérdate del escondite en las gavetas
de las llaves de paleta,
del ring de bicicleta,
de la nariz del payaso rojo
del arco iris de tus ojos,
de la canción de tu hermanita en la cuna,
de la siesta de la una.
Acuérdate que no tenías frontera,
que el hambre no era excusa,
que no habían distinciones,
y que eran más las alegrías
que las frustraciones.
Acuérdate que por más que hayas viajado,
de ahí, aún no te has ido.
Engel Salazar Aguirre
25 de junio de 2011.
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