Llévame, de angustias desprendido
a los lugares que voy y que he ido.
Llévame, entre las sábanas de ayer
a los olores del amanecer.
Llévame, a mi bicicleta de colores
con la rodilla de ardores,
bajo el sol que no condena
y el calor que no agobia.
Llévame, al charquito de la playa
de mi Litoral de Vargas,
y al final de la escalera
la gloria del tobo de agua.
Llévame, a mis vacaciones de castillos
en arenas de yopales,
montado en caballitos
de cuestas espirales.
Llévame, al deseo de la montaña saltada
ascendido por torbellinos,
creyendo que mi vida
está hecha de destinos.
Llévame, al hogar de mi infancia eterna
a la oscuridad sin linternas,
al sabor del día
del café de mis tías,
al pecho hundido en la secuela
de las palabras de mi abuela.
Llévame, a su majestad, la vida
que vivo con empeño,
al tesoro de la noche
donde lo real, son mis sueños.
Engel Salazar Aguirre
11 de junio de 2011.
Simplicidad romántica convertida, quizás, en una forma de adagio personal... clara, precisa... sobrellava en el mejor de los paisajes, comprensible y hermosa a la vista del alma.
ResponderEliminarMe parece una descripción perfecta de un recuerdo convertido en ser...
Excelente poesía hermano
LLévame, de angustias desprendido
ResponderEliminara los lugares que voy y que he ido...
LLevo días querido amigo, tratando de comentarte y me era imposible, te escribí correos diciendo, pero creo que hoy, el impedimento se ha rendido ante tanta poesía.
Un besote, poetazo.