domingo, 24 de octubre de 2010

El don del pecado.

El don del pecado está en la espoleta y en el dedo,
está en la llama del deseo
como El Gato de Schrödinger.

Se posa sobre las cosas
sin distinguir hombros zurdos o diestros,
cacofonías o conciertos,
hemisferios curvos o rectos,
como la ceniza oscura del volador incendio.

La locura es el remedio
para justificar las malas conductas a mi lado
y el relativismo moral viene desde el pasado
a tratar de justificar el don.

No discrimina entre religión,
ni música, ni ayuntamiento,
ni océano, ni desierto,
ni sotana, ni descubierto,
ni tranquilo, ni hambriento.

Hemos de escoger entre lo que llamamos pecado
y vacilar entre el instinto, la intuición y supuesta consciencia,
argumentando un albedrío desatado
que no explica nuestra autodestrucción y nuestra ciencia,
pero representa nuestro mayor orgullo:
un pecado me llevó a sus brazos
y otro me trajo a los tuyos.


Engel Salazar Aguirre
05 de octubre de 2010.

2 comentarios:

  1. El pecado, ese collar de espinas que nos han colgado relativizando nuestros actos y nuestros pensamientos y censurándolos, conciente o inconscientemente.
    Uf, para hablar horas y horas.
    Sería un pecado no leerte. Bessossssssss

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  2. Filosóficamente hablando...pecado?

    El bien y el mal, relativo para muchos...dónde está el pecado...

    Si te refieres al verbo amar, en toda su manifestación, siento decirte amigo mío, soy una irreverente confesa, asi que...
    Sigamos pecando, porque para mi, Dios es amor.

    Besos de lunes

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