domingo, 5 de septiembre de 2010

Luto.

El corazón arrugado,
hondo el surco que has dejado,
que deja tu partida,
que alimenta tu traición.

El duelo es el caballo oscuro
donde llegan mis desvelos,
tu ausencia es la acción
que no evité.

Tus ojos negros
aquellos que abandoné,
por los que lloré.

Te pierdo tan inmensa como el mar,
tal vez pierdo mi convicción,
mi compromiso, mi ideal,
mi patria, mi alma.

Tal vez camino sin edad
sobre la espina oscura de mi tempestad,
el huracán de fuego de mis dudas,
mis montañas de falsa bondad.

Sólo sea tal vez ya la hora
de resignarme a tu pérdida
y a conformarme con mis huesos,
molidos de destierro,
y absortos de paciencia.


Engel Salazar Aguirre
10 de agosto de 2010.